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  • Foto del escritorPuebla Magazine

El brutalismo volverá este 2023 al diseño de interiores



Cada vez más diseñadores y arquitectos, a nivel mundial, están citando al brutalismo como una de sus principales influencias al momento de crear nuevos espacios y experiencias. Repasamos sus orígenes y las características de este neobrutalismo que resulta ser una de las tendencias en diseño de interiores de este año.

El 12 de febrero, Khaite celebró su desfile de Otoño-Invierno 2023 en la nueva tienda de la marca en el SoHo. Las modelos entraban y salían de esculturas industriales de metal al estilo de Richard Serra, y sus tacones peludos se deslizaban por el suelo de hormigón vidriado. Los redactores admiraron la forma escultural de un abrigo de piel de oveja, cuyo meticuloso corte resaltaba el entorno gris monocromático. Salvo una mesa de hormigón poroso y elegantes percheros negros, el espacio carecía de decoración. En medio de la austeridad, solo se podía prestar atención a la ropa de Cate Holstein.

La flagship store fue diseñada por el esposo de Holstein, el arquitecto Griffin Frazen. ¿Su visión? Crear un entorno en el que la visión estética de su esposa no se viera comprometida por el entorno: ‘En un espacio con pocas distracciones, el cliente puede ser consciente de las sutiles cualidades de la ropa’, explica Frazen a Vogue. ‘El diseño fue un proceso de despojo en lugar de añadidura para llegar a algo esencial y honesto. El lujo puede ser menos en lugar de más’.

Para lograr esta deliberada sencillez, Frazen utilizó materiales industriales que se volvieron ‘muy rígidos y monolíticos’: curvó acero laminado en caliente en recintos curvos y cubrió las paredes con yeso hecho de cemento fratasado combinado con hormigón vertido. Conservamos muchas de las marcas visibles de fabricación del material, que sugieren una historia y un poco de misterio. El espacio no es demasiado pulido ni estéril', explica Frazen, ‘preferimos la textura, la rugosidad, la profundidad’. El diseño de la tienda fue aclamado de inmediato, y recibió varios artículos brillantes en la prensa de moda (y –algo que es un honor para cualquier neoyorquino– un post en Instagram adulador del famoso dueño de restaurantes, Keith McNally).

Al hablar de su principal influencia, Frazen cita a modernistas que hacían hincapié en la artesanía, como Serra. Pero también influyó otra inspiración más controvertida: el brutalismo. ‘Cuando se acuñó, el brutalismo era tanto una ética como una estética y tenía una fuerte agenda política’, dice Frazen. ‘Pero había una creencia en la pureza de la estructura y la verdad en los materiales con la que nos identificamos’.

El movimiento brutalista surgió en la década de 1950. Liderado por el arquitecto franco-suizo Le Corbusier, sus principios básicos eran el uso del hormigón, materiales industriales inacabados, elementos estructurales fuertes, formas rígidas y una combinación de colores monocromática. (El nombre derivaba del término francés para el hormigón enbruto: béton brut). Los edificios e interiores brutalistas pretendían proyectar una imagen utilitaria, con ejemplos famosos como el ahora Frick Madison de Nueva York, el Barbican de Londres y la Catedral de Santa María de la Asunción de San Francisco. Sin embargo, aunque el movimiento tenía la noble intención de evitar la ornamentación en favor de una construcción minimalista y honesta, muchos regímenes comunistas adoptaron el estilo, lo que llevó a muchos a asociar el brutalismo con la políticatotalitaria y su decadencia final. En la década de 1980, había caído en desgracia.

Sin embargo, en 2023, el brutalismo está resurgiendo con fuerza. En la película Tár, nominada al Oscar, un departamento brutalista de Berlín despertó tanta intriga entre el público como el personaje de Lydia, interpretado por Cate Blanchett. Cuando Vogue publicó su reporte anual sobre tendencias en diseño de interiores, varios diseñadores señalaron que habían observado un repunte de sus rasgos distintivos, como los suelos de hormigón y el uso de materiales industriales en bruto. Un diseñador, Colin King, explicó que en sus últimos proyectos había utilizado desde bombillas y tuberías a la vista hasta materiales como el bronce, la madera contrachapada y el cemento: ‘Históricamente, lo que más me ha impactado son los elementos arquitectónicos que parecen monolíticos: quiero que las cosas sean grandes, fuertes y silenciosas’, afirma.

El arquitecto Maurizio Bianchi Mattioli, de Studio MBM, creció en Venezuela rodeado de edificios brutalistas; ahora, afincado en Nueva York, suele incorporar sus elementos a sus proyectos. En un reciente proyecto de loft en Manhattan, por ejemplo, creó un lavabo con inserciones de piedra en forma de caja y un tabique gigante separa los tocadores, mientras que una columna de hierro fundido actúa como una especie de objeto encontrado dentro del espacio. En las afueras de Park City, Utah, Mattioli también está trabajando en una casa de montaña con un tejado en cuña y un interior sencillo con suelos de hormigón. Al igual que Frazen, Mattioli aclara que su obra no es un calco del movimiento de los años 50 ni tiene una agenda política. ‘Hay algo que decir sobre el espíritu de la época de apogeo del brutalismo: había una gran aspiración al futuro y un optimismo colectivo sobre cómo podría ser’, afirma.

De hecho, estos diseñadores neobrutalistas evitan los errores del pasado seleccionando cuidadosamente los aspectos del movimiento que se trasladan bien al presente. Después de que el tiempo etiquetara muchos interiores y estructuras brutalistas como, bueno, feos y fríos, sus nuevas iteraciones en 2023 yuxtaponen estos elementos con acentos orgánicos. King, por ejemplo, los complementa con antigüedades suecas o barrocas, mientras que Frazen plantó un árbol en la esquina de la tienda Khaite. King y Mattioli también señalan que el brutalismo va más allá de la arquitectura y los interiores: un mueble o una pieza de decoración también pueden aportar un toque más sutil de inspiración brutalista a un espacio. Mattioli fabrica un taburete de acero de tres patas, por ejemplo, mientras que a King le gusta trabajar con una lámpara de hormigón de Le Corbusier o una mesa de bronce de Rick Owens. (Owens, por cierto, tiene su propia casa de estilo brutalista en Concordia, Italia). Los suelos de hormigón también suelen microtapizarse o cubrirse con un revestimiento que les da un brillo elegante.

Giampiero Tagliaferri, ex director creativo de Oliver Peoples que acaba de fundar su propia empresa de diseño, afirma que él también ha ido incorporando toques más suaves a sus interiores de influencia brutalista: ‘En comparación con el pasado, el nuevo estilo brutalista transmite un enfoque más suave que incorpora elementos naturales como madera, piedras, plantas y materiales sostenibles, lo que da como resultado una estética más cálida y acogedora’, afirma. Mattioli incluso bromea con que quizá haya llegado el momento de cambiarle el nombre: ‘Quizá la nueva versión sea un tipo de lindo-alismo’. En el fondo, es un movimiento de honestidad. No hay adornos, ni desorden, ni tapicerías llamativas, ni papeles pintados recargados. Nada está tapado ni pretende ser lo que no es. Si a esto añadimos que la mayor parte del mundo ha nacido y vivido entre los elementos industriales que aprovecha, este enfoque puede resultar extrañamente reconfortante: ‘Hay una pureza y sencillez en él’, dice King, ‘quizá sea el aprecio por las formas artificiosas yuxtapuestas a los materiales en bruto o el deseo de algo que se sienta sólido y arraigado’. El brutalismo honra el proceso de diseño exponiendo su propia construcción, y creo que hay algo fascinante y subversivo en ello'. Resulta, entonces, que el brutalismo no necesita sentirse brutal en absoluto.


Fuente: https://www.vogue.mx/estilo-de-vida/articulo/brutalismo



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